Selene Cruz Reyes
CITA
EN APA: Armstrong, T. (2012) El poder de la neurodiversidad. Buenos Aires:
Paidós. Capítulo 2: La alegría del cerebro hiperactivo (pp. 37-57)
SÍNTESIS
El trastorno por déficit de atención con
hiperactividad (TDAH) se caracteriza por los siguientes 3 factores:
impulsividad (interrumpir a los demás), hiperactividad (inquietud), y capacidad
de distracción (olvidar cosas y dificultad para ordenar las tareas cotidianas).
El diagnóstico se hace mediante entrevistas, observaciones, evaluaciones y un
examen físico hechos por un médico; el tratamiento consiste en
psicoestimulantes y programas dirigidos a modificar la conducta en escuela y
casa.
Respecto a la etiología, un estudio
revela que ciertas zonas cerebrales (unas asociadas a lo sensoriomotor, y otras
a resolución de problemas y planificación) en niños con TDAH presentan un
retraso en su desarrollo, no siendo esto un defecto, sino solamente un proceso
más lento y que se vería en una inmadurez para la etapa en que está el niño. El
autor lo relaciona con el concepto biológico de neotenia, que es mantener
ciertos aspectos infantiles (flexibilidad, humor, creatividad, curiosidad) en
un desarrollo posterior, lo que sería muy necesario para dar otro paso hacia la
evolución y para sobrevivir como especie.
Las personas con TDAH muestran bajos
niveles de dopamina en el cerebro, lo que se traduciría en excesiva necesidad
de estimulación. Con la estimulación que reciben en los ambientes normales, no
les es suficiente, necesitan de más emociones en sus vidas. Es por esto que
buscan estímulos en el ambiente, mediante movimientos, cambiando su foco de
atención y reaccionando impulsivamente a estos.
El autor plantea que un trastorno como
este no puede disociarse de lo que el contexto cultural e histórico establece
como normal y exige como habilidades necesarias. Pone el ejemplo de la cultura
puluwat en Polinesia, donde es necesario que los niños atiendan a varias cosas
a la vez para navegar, y que sean activos e inquietos (características típicas
de TDAH para nosotros); sin embargo ser centrado y tranquilo sería una
discapacidad en dicha cultura.
A pesar de esto, dentro de nuestra
propia sociedad moderna, ciertas características del TDAH son connotadas como
negativas pero, rasgos que aluden a lo mismo, son significadas como positivas
en las admiradas personas creativas. Estas características son, por ejemplo, la
impulsividad (negativa) versus la espontaneidad (positiva); el ser distraído
versus poseer una mente divergente y pensar fuera de la caja; el ser hiperactivo
contra la vitalidad y entusiasmo.
Otra de las desventajas del término TDAH
que el autor presenta, es su alusión a una falta de atención, cuando sin
embargo explica que los diagnosticados con este trastorno son muy buenos
prestando atención a cosas distintas a las que la sociedad impone como las
importantes. Ellos son muy buenos para dedicarse por horas a lo que realmente
les interesa, con verdadera concentración en dicho asunto. Tienen una atención
errática y una atención cazadora, la primera es la que les permite percibir
muchas cosas distintas en un mismo momento, y la segunda les permite mantenerse
largo tiempo atentos en un solo tema que les interese, analizándolo
profundamente. El autor plantea que, así como son capaces de manejar estos dos
tipos de atención, tienen problemas para la atención centrada en la tarea, la
cual implica atención sostenida en procesos rutinarios e impuestos desde fuera.
Una de las formas para construir nichos
favorables para niños con TDAH es llenando de estímulos sus ambientes (colores,
texturas, sonidos, movimientos). Relacionado con esto también aparece que el
estar en la naturaleza (espacios verdes y más salvajes, con más estímulos
simultáneos), que favorece bastante a la reducción de síntomas. La necesidad de
jugar con otros a pelear también es otra actividad que los beneficia, debido a
la liberación de dopamina.
En adultos los empleos ideales serían
los que cuentan con actividades que impliquen cambio, movimiento constante,
estar en contacto con la naturaleza, trabajar con las manos, actividad física,
tener que realizar varias tareas a la vez, y trabajar independientemente (para
sí mismo, tomando en cuenta los intereses personales)
Finalmente, y respecto a los
medicamentos, el autor menciona que en niños es importante que primero se
intente todo lo posible para mejorar su ambiente estimulante, llenándolo de
juego y sensaciones llamativas; y que si no funciona luego de un tiempo, se
consultara a médico por los psicoactivos. No rechaza los medicamentos en
adultos por considerarlos, en ocasiones, la plataforma a partir de la cual se
puede construir un ambiente positivo para alguien con TDAH.
BREVE COMENTARIO
Es muy importante para el trabajo de la
inclusión educativa y la diversidad el poder comprender desde dónde estamos
diagnosticando y bajo qué criterios dogmáticos. La insistencia en que nuestros
niños y niñas deben cumplir estas y solo estas metas, que deben llegar a ellas
solo por un camino estándar, y que cualquier conducta divergente es negativa y
contraria a los objetivos educativos, todo esto debe desaparecer si la
intención es permitir el desarrollo de habilidades de cada alumno y alumna.
Un aspecto que el texto menciona y que
considero importante para trabajar en nuestro contexto cultural, y bajo nuestro
rol de psicólogos, es la educación a los padres respecto a la medicación. El
dar como primera opción una buena vida con estimulación apropiada hace que
colegio y familia pueda comprender el trastorno no como algo intrínseco del
niño o niña, sino como un conflicto que sucede en la relación del individuo y
los contextos donde este se desenvuelve. Convierte el trastorno en algo que va
más allá de una condición médica incurable, pone en juego dichos supuestos
sobre la educación, tan rígidos y estandarizados.
CITAS TEXTUALES:
“Podría ser que los niños con TDAH, con
su retraso en el desarrollo cerebral, fueran a la vanguardia de la evolución,
mostrando patrones infantiles de comportamiento (…) que sería necesario
conservar en la madurez (…) esos rasgos infantiles constituyen la posesión más
valiosa de nuestra especie, y que debería ser acogida, conservada y cultivada”
(Armstrong, 2012, p. 43)
“Las personas con TDAH parecen tener
niveles de dopamina más bajos en sus cerebros, lo que provoca una especie de
hambre crónica de estimulación. Esto ayuda a explicar su necesidad constate de
actividad motora, su impulsividad y su búsqueda incesante de emociones (…) Lo
que estimula a las persona media no les basta” (p. 44)
“El hecho de ser considerado como dotado
o discapacitado tiene más que ver con cuándo y dónde hemos nacido que con algo
intrínseco a nosotros mismos en tanto individuos” (p. 47)
“A los diagnosticados con TDAH les
perjudica que se diga que presentan un déficit de atención, cuando en realidad
son buenos en dos formas diferentes de atención y tienen problemas con otra
forma, a veces denominada atención <<centrada en la tarea>>, en la
que se debe prestar una atención sostenida a acontecimientos rutinarios (y, a
menudo, aburridos) frecuentemente impuestos desde el exterior.” (p. 49)
“Es importante proporcionar a los niños
(…) una fuerte base de desarrollo a partir del juego, experiencias ricas en
sensaciones y entornos dinámicamente interactivos. Si los problemas continúan
(…) entonces resulta apropiado consultar con un médico sobre el uso de
medicamentos” (p. 57)
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