miércoles, 21 de septiembre de 2016

FICHA: La atención a los alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales” de María Luisa Galán y Gerardo Echeita

Selene Cruz Reyes

Las necesidades educativas especiales (n.e.e) surgen en su origen como una anticategoría donde se encuentra un grupo amplio y diverso de niñas y niños, teniendo como atributo común el necesitar ayudas educativas adicionales o distintas a las que requiere el alumnado en su mayoría (Galán y Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri, 2011). Sin embargo, en la práctica, el concepto se usa para referirse a los alumnos y alumnas con trastornos de conducta, discapacidades o dificultades importantes de aprendizaje.

            En los orígenes de este concepto, un antecedente importante sucede en los setenta, cuando se instala el “pensamiento normalizador” que incluye a todos los ciudadanos como tales y miembros activos dentro de la sociedad, en vez del enfoque excluyente que le precede. Es en este contexto donde surge el Informe Warnock (en Reino Unido el 1978) que dará paso a otros documentos importantes en la materia; entre sus principales fundamentos se encuentran:

a)      El trabajo en educación debe estar enfocado en el compromiso educativo con las posibilidades de aprendizaje que todos los niños tienen en vez de las deficiencias individuales, apuntando siempre a los mismos fines de educación para todos.
b)      El desarrollo evolutivo es producto de una compleja red de interacciones, donde está el sujeto, el ambiente social y el ambiente físico; no es solo una maduración biológica, “lo importante de esta comprensión del desarrollo es que nos permite intervenir” (Galán y Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri, 2011, p.112), y que ya no es aceptable escuchar “este niño es un caso perdido”.
c)      La evaluación psicopedagógica es útil en cuanto se puede exigir a las autoridades que se presten servicios y recursos necesarios para los alumnos con n.e.e., pero es importante destacar que dichas dificultades diagnosticadas se definen al margen de las enseñanzas que se les ofrecen a los alumnos, cuando el enfoque debería dirigirse hacia los procesos de intervención educativa posibles (Galán y Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri, 2011)

Estos planteamientos, junto a varios más de la índole, se ampliaron  hasta un nivel internacional. Luego de la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Necesidades Educativas Especiales. Acceso y Calidad (1994) surgieron dos documentos: la Declaración de Salamanca de principios, políticas y práctica para las necesidades educativas especiales, y el Marco de Acción sobre necesidades educativas especiales. Ambos comparten mucho con el Informe anterior, mas destacan ciertos puntos:

a)      Las escuelas deben acoger a todos los niños sin importar sus condiciones y deben encontrar la forma de entregarles educación de calidad.
b)      Que la integración/inclusión sea la meta principal del sistema educativo, que los centros especiales sean centros de apoyo y obtengan recursos para avanzar en los procesos de inclusión.
c)      Las n.e.e. no serían solamente para los alumnos en “desventaja”, sino que todos los que en algún momento de sus vidas necesitasen ayudas especiales, como lo son los alumnos con “altas capacidades”

Y en esto se haya una contradicción. A pesar de que se intenta orientar el trabajo hacia las necesidades diversas de todos los niños, se sigue enfocando en atender a un determinado grupo de alumnos cuyas n.e.e están vinculadas a condiciones de discapacidad (Galán y Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri, 2011). Además, en el texto se menciona el ambiguo uso del lenguaje al utilizar la palabra especiales, lo que nos gatillaría el pensamiento de que existen aprendices normales y otros menos normales, yendo en dirección totalmente opuesta al ideal de inclusión educativa. Y si nos alejamos un poco más, se hace la crítica de que el hecho de hablar de alumnos con n.e.e. en vez de las políticas opresoras y discriminatorias que tintan el sistema educativo en que ellos están inmersos, refuerza una perspectiva individual, rígida y no sociocultral sobre los procesos de desarrollo y aprendizaje por los que están pasando todos los alumnos. Galán y Echeita (2011, citado en Martín y Mauri, 2011) mencionan que la desventaja y la posición de excluidos de estos niños se mantiene gracias a dichas políticas opresoras y discriminatorias que tintan el sistema educativo en el que están, en interacción con sus características personales y situaciones individuales.

Luego, el texto profundiza en las intervenciones con el alumnado con n.e.e. Como primer paso están los criterios evaluación psicopedagógica por el que pasa un alumno para etiquetarlo o no con n.e.e. Menciona que lo ideal sería realizar una evaluación multidimensional en conjunto con la familia, el ambiente social, el escolar y los profesionales pertinentes. Sin embargo en la mayoría de los casos, esta evaluación se pide esperando casi un diagnóstico para el alumno con “el problema”, que evidentemente debe tratarse de forma individual.

Como siguiente paso está la intervención de lleno: Galán y Echeita (2011, citado en Martín y Mauri, 2011) mencionan que es importantísimo el trabajo en conjunto del profesor, del tutor y del orientador, además del niño en cuestión y su familia cuando se ha decidido realizar una Adaptación Curricular Individualizada (ACI), cuyo fin es integrar las n.e.e. ,y las posibilidades y esfuerzos de inclusión del centro educativo. La ACI se debe distinguir siempre de una reducción o eliminación de contenidos y objetivos educativos. Es, en cambio, una modificación planificada y muy bien pensada a los procesos de aprendizaje y a los métodos de evaluación (Galán y Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri, 2011). Sobre estos últimos Sanmarti (2006, citado en Martín y Mauri, 2011) destaca la sobrevaloración de la función normativa y acreditativa, por sobre la función formativa.
  



Encuentro en mi reflexión la idea de que nos hemos posicionado en una sociedad totalmente adultocéntrica. Con esto me refiero a que la perspectiva adulta gobierna en todas las áreas humanas: el afán por controlar, favorecer los estándares propios (sobre normalidad, salud, educación), por olvidar hasta la infancia personal, y rechazar al que no entra en la caja milagrosa formadora de ciudadanos. Espero aún que el curso me devuelva la esperanza, y anhelo conseguir las herramientas para dar vuelta este sistema y devolverle a los especiales su lugar. 

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