Selene Cruz Reyes
Las
necesidades educativas especiales (n.e.e) surgen en su origen como una
anticategoría donde se encuentra un grupo amplio y diverso de niñas y niños,
teniendo como atributo común el necesitar ayudas educativas adicionales o
distintas a las que requiere el alumnado en su mayoría (Galán y Echeita, 2011
citado en Martín y Mauri, 2011). Sin embargo, en la práctica, el concepto se
usa para referirse a los alumnos y alumnas con trastornos de conducta,
discapacidades o dificultades importantes de aprendizaje.
En los orígenes de este concepto, un
antecedente importante sucede en los setenta, cuando se instala el “pensamiento
normalizador” que incluye a todos los ciudadanos como tales y miembros activos
dentro de la sociedad, en vez del enfoque excluyente que le precede. Es en este
contexto donde surge el Informe Warnock (en Reino Unido el 1978) que dará paso
a otros documentos importantes en la materia; entre sus principales fundamentos
se encuentran:
a) El
trabajo en educación debe estar enfocado en el compromiso educativo con las
posibilidades de aprendizaje que todos los niños tienen en vez de las
deficiencias individuales, apuntando siempre a los mismos fines de educación
para todos.
b) El
desarrollo evolutivo es producto de una compleja red de interacciones, donde
está el sujeto, el ambiente social y el ambiente físico; no es solo una maduración
biológica, “lo importante de esta comprensión del desarrollo es que nos permite
intervenir” (Galán y Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri, 2011, p.112), y
que ya no es aceptable escuchar “este niño es un caso perdido”.
c) La
evaluación psicopedagógica es útil en cuanto se puede exigir a las autoridades
que se presten servicios y recursos necesarios para los alumnos con n.e.e.,
pero es importante destacar que dichas dificultades diagnosticadas se definen
al margen de las enseñanzas que se les ofrecen a los alumnos, cuando el enfoque
debería dirigirse hacia los procesos de intervención educativa posibles (Galán
y Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri, 2011)
Estos planteamientos, junto a
varios más de la índole, se ampliaron
hasta un nivel internacional. Luego de la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Necesidades Educativas Especiales. Acceso y Calidad (1994)
surgieron dos documentos: la Declaración
de Salamanca de principios, políticas y práctica para las necesidades
educativas especiales, y el Marco de
Acción sobre necesidades educativas especiales. Ambos comparten mucho
con el Informe anterior, mas destacan ciertos puntos:
a) Las
escuelas deben acoger a todos los niños sin importar sus condiciones y deben
encontrar la forma de entregarles educación de calidad.
b) Que
la integración/inclusión sea la meta principal del sistema educativo, que los
centros especiales sean centros de apoyo y obtengan recursos para avanzar en
los procesos de inclusión.
c) Las
n.e.e. no serían solamente para los alumnos en “desventaja”, sino que todos los
que en algún momento de sus vidas necesitasen ayudas especiales, como lo son
los alumnos con “altas capacidades”
Y
en esto se haya una contradicción. A pesar de que se intenta orientar el
trabajo hacia las necesidades diversas de todos los niños, se sigue enfocando
en atender a un determinado grupo de alumnos cuyas n.e.e están vinculadas a
condiciones de discapacidad (Galán y
Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri, 2011). Además, en el texto se menciona
el ambiguo uso del lenguaje al utilizar la palabra especiales, lo que nos
gatillaría el pensamiento de que existen aprendices normales y otros menos
normales, yendo en dirección totalmente opuesta al ideal de inclusión
educativa. Y si nos alejamos un poco más, se hace la crítica de que el hecho de
hablar de alumnos con n.e.e. en vez de las políticas opresoras y
discriminatorias que tintan el sistema educativo en que ellos están inmersos, refuerza
una perspectiva individual, rígida y no sociocultral sobre los procesos de
desarrollo y aprendizaje por los que están pasando todos los alumnos. Galán
y Echeita (2011, citado en Martín y Mauri, 2011) mencionan que la desventaja y
la posición de excluidos de estos niños se mantiene gracias a dichas políticas
opresoras y discriminatorias que tintan el sistema educativo en el que están,
en interacción con sus características personales y situaciones individuales.
Luego,
el texto profundiza en las intervenciones con el alumnado con n.e.e. Como
primer paso están los criterios evaluación psicopedagógica por el que pasa un
alumno para etiquetarlo o no con n.e.e. Menciona que lo ideal sería realizar
una evaluación multidimensional en conjunto con la familia, el ambiente social,
el escolar y los profesionales pertinentes. Sin embargo en la mayoría de los
casos, esta evaluación se pide esperando casi un diagnóstico para el alumno con
“el problema”, que evidentemente debe tratarse de forma individual.
Como
siguiente paso está la intervención de lleno: Galán y Echeita (2011, citado en
Martín y Mauri, 2011) mencionan que es importantísimo el trabajo en conjunto
del profesor, del tutor y del orientador, además del niño en cuestión y su
familia cuando se ha decidido realizar una Adaptación Curricular
Individualizada (ACI), cuyo fin es integrar las n.e.e. ,y las posibilidades y
esfuerzos de inclusión del centro educativo. La ACI se debe distinguir siempre
de una reducción o eliminación de contenidos y objetivos educativos. Es, en cambio,
una modificación planificada y muy bien pensada a los procesos de aprendizaje y
a los métodos de evaluación (Galán y Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri,
2011). Sobre estos últimos Sanmarti (2006, citado en Martín y Mauri, 2011)
destaca la sobrevaloración de la función normativa y acreditativa, por sobre la
función formativa.
Encuentro
en mi reflexión la idea de que nos hemos posicionado en una sociedad totalmente
adultocéntrica. Con esto me refiero a que la perspectiva adulta gobierna en
todas las áreas humanas: el afán por controlar, favorecer los estándares
propios (sobre normalidad, salud, educación), por olvidar hasta la infancia
personal, y rechazar al que no entra en la caja milagrosa formadora de
ciudadanos. Espero aún que el curso me devuelva la esperanza, y anhelo
conseguir las herramientas para dar vuelta este sistema y devolverle a los
especiales su lugar.