martes, 27 de septiembre de 2016

Reflexión 4° clase: ley SEP


La ley SEP categoriza a las escuelas en autónomas, emergentes y en recuperación, pero no aplica un principio inclusivo como pretende hacerlo, ya que evalúa según un concepto de calidad arbitrario e impuesto, esto quiere decir que no se acepta otra versión de esa meta de "calidad".

Se les castiga cuando las escuelas no cumplen con estos criterios impuestos, en vez de integrar como válidos los diversos logros que tengan las escuelas de manera autónoma.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

FICHA: La escuela extraordinaria, capitulo 6: “De la segregación a la integración y a la inclusión, y vuelta (una repetición política)”

Fernando Zambra


La intención del autor a través del texto es la de mostrar en qué forma la política no ha conseguido asumir ni movilizar nuevas formas de pensar acerca de los niños, la diferencia, el aprendizaje y la escolarización. Esto se debe principalmente a la existencia de ajustes en el lenguaje que sugieren un enfoque más inclusivo, pero que en el fondo no cambia el “sistema de racionalidad” que sustenta el modo de concebir y operar de la escuela como institución (esto en términos Foucaultianos); se traduce la educación inclusiva en términos de un conjunto armonioso de esferas culturales que conviven armoniosamente, lo que de acuerdo al autor sólo llevaría a una comunitarización liberal que olvida la carga histórica de los antagonismos sociales y no cuestiona la arquitectura de la exclusión.

El texto hace una distinción conceptual entre lo que es la integración y la educación inclusiva. En relación a la integración, su enfoque se ocupa de regular el flujo de estudiantes diferentes: qué grupos ingresan a la escuela ordinaria, qué recursos adicionales son necesarios mantener a los estudiantes difíciles en la escuela ordinaria, y qué entornos ocuparán fuera de la educación tradicional. En cambio, la educación inclusiva sería un posicionamiento en el cuál la diferencia no sólo es natural, sino que se promueve como valor educativo y social, desplazando la teoría y práctica educativa especial tradicional y poniendo en el centro una reforma educativa y social del alumnado, el currículo, la pedagogía y la organización escolar. En este sentido, el autor plantea que las formas alternativas de educación para alumnos difíciles o perturbadores apuntan a una exclusión oculta y no oficial, y que la comprensión de estos mecanismos de exclusión es vital para poder construir una educación inclusiva en los términos descritos anteriormente.

Luego, el autor se refiere a cómo las distintas organizaciones políticas y acuerdos supranacionales han dejado de lado el concepto de integración para hablar sobre “educación inclusiva”, sin embargo al análisis que posteriormente realiza deja en claro que esto está más cerca de un giro discursivo más que una verdadera aplicación de los principios que sustentan la educación inclusiva en los términos antes mencionados. Estos acuerdos y tratados internacionales del tipo progresistas para combatir la discriminación y la exclusión de las personas discapacitadas han sido ratificados por varios países, sin embargo, muchas veces su aplicación a quedado a discreción de cada gobierno; en este sentido, la legislación antidiscriminatoria no constituye en sí misma ni de por sí una cultura de inclusión, aunque se consiga su acatamiento.

El autor da un ejemplo de esta situación a través del “caso Purvis”, que corresponde a un niño australiano en silla de ruedas que fue constantemente discriminado por su condición, tanto al momento de su ingreso a la escuela, a través de la mediación de los organismos gubernamentales e internacionales pertinentes, como una vez dentro de ella (gracias a la mediación judicial nuevamente). A través de este ejemplo el autor da cuenta de la complejidad y de los considerables costos emocionales y económicos que conlleva el poner a prueba el espíritu y la organización de la sociedad a través de procesos judiciales; mientras que “la victoria” implica el ingreso a una institución que no acepta con mucho agrado al alumno “diferente”.

Finalmente el autor se refiere al lenguaje y la inclusión tras la Declaración de Salamanca y el Marco de Acción para las Necesidades Educativas Especiales como una nueva fuente de contorsionismo lingüístico y político que reducen la “inclusión plena” a una participación parcial de los niños con discapacidad; así como da pie al surgimiento de una “inclusión inversa” que no es más un compromiso superficial y débil con la inclusión al poner a niños “normales” en un contexto educativo para niños con discapacidad, poniendo énfasis sobre la tolerancia y no cuestiona las relaciones de poder de las que procede, la violencia estructural del “discapacitadismo” ni el modo en que determinados tipos de conocimientos o sistemas de racionalidad implantan la injusticia como orden natural. Así, el autor señala que la declaración hace una proclamación del derecho fundamental a la eduación, pasando por alto las reformas necesarias para hacer la escuela tradicional una escuela inclusiva.

A modo personal, creo que el texto hace un análisis bastante lúcido de cómo es posible hacer reformas y cambios aparentes a través de la retórica y el lenguaje, sin cambiar “la arquitectura de la exclusión” tal como plantea el autor. En este sentido, es valioso el análisis que entrega en la medida de que a la luz de este es posible dar cuenta de que es necesario mucho más que una declaración de buenas intenciones para lograr una educación verdaderamente inclusiva, y esto probablemente sea indisociable de un cambio social y cultural que logre superar la lógica neoliberal de la educación (y de la sociedad) que vivimos hoy.

Citas:

“La educación inclusiva requiere que busquemos formas de entender la exclusión desde las perspectivas de quienes son devaluados y convertidos en marginales o excedentes por la cultura dominante de la escuela ordinaria” (Slee, 2012, p.161)

“Lo beneficiarios de la inclusión no son sólo las personas a las que hayamos consedierado dignas de ingresaar en la escuela. La educación inclusiva, que rechaza la lástima y la caridad, nos hace a todos más cultos socialmente y nos enseña que la injusticia no es una característica de las leyes de la naturaleza. La injusticia y la exclusión se construyen y sostienen por las elecciones que hacen personas con poder” (Slee, 2012, p.164)

Bibliografía



Slee, R. (2012). De la segregación a la integración y a la inclusión, y vuelta (una repetición política) La escuela extraordinaria. Exclusión, escolarización y educación inclusiva. Ediciones Morata.

FICHA: La equidad y la inclusión social: uno de los desafíos de la educación y la escuela de hoy” Rosa Blanco G.

Nicolás Bonilla

¿Por qué hablamos de inclusión en educación?

“Es urgente el desarrollo de políticas decididas de equidad para que la educación cumpla con una de sus funciones fundamentales; contribuir a superar las desigualdades de origen de los alumnos para avanzar hacia sociedades más justas, equitativas y democráticas.” (Blanco, 2006)Entonces, se habla de inclusión en educación porque en América Latina existe una fuerte exclusión por factores de origen como: vivir en zonas rurales aisladas; estar en condición de extrema pobreza; ser indígena o de alguna otra etnia; o, tener algún tipo de discapacidad. En el acceso, deserción y resultados en la educación se ve la exclusión según los factores de origen. Asimismo, en la posterior movilidad social posible mediante la educación, debido a variables como, por ejemplo, el acceso al mundo laboral.

¿Es lo mismo integración que inclusión?
“…ya no son los grupos admitidos quienes se tienen que adaptar a la escolarización y enseñanza disponible, sino que éstas se adaptan a sus necesidades para facilitar su plena participación y aprendizaje. Esta es la aspiración del movimiento de la inclusión.”  (Blanco, 2006)Lo anterior implica un cambio en la cultura educativa de las instituciones y de las políticas públicas, por esto la inclusión es más amplia que la integración. Ya que, habrá una preocupación por las necesidades educativas de todos los estudiantes, poniendo el foco en la diversidad, y adaptándose las prácticas educacionales a ellos.


El significado de la inclusión en educación.“La educación inclusiva aspira a hacer efectivo para todas las personas el derecho a una educación de calidad, que es la base de una sociedad más justa e igualitaria.” (Blanco, 2006). Esto, además implica que deben acceder equitativamente a ella, pero sobretodo, participar activamente en el currículo, la cultura y la comunidad de las escuelas.

Debe haber una igualdad de oportunidades, pero dando las condiciones para que cada estudiante puede aprovecharlas según sus necesidades. Se busca la equidad, que consiste en: “El principio de equidad significa tratar de forma diferenciada lo que es desigual en su origen para alcanzar una mayor igualdad entre los seres humanos.” (Blanco, 2006)Además, debe ser una educación pertinente, donde los contenidos sean del interés y utilidad de todos los estudiantes de distintas clases socio económicas, sectores y etnias. Debe ser una educación que trabaje en heterogeneidad y la diversidad, aprovechando está y asumiéndola como la base de toda sociedad. “La educación en la diversidad es un medio fundamental para el desarrollo de nuevas formas de convivencia basadas en el pluralismo, el entendimiento mutuo y las relaciones democráticas.” (Blanco, 2006)


¿Cuál es el rol de la educación especial en el enfoque de la inclusión?
“…la educación especial debería atender aquellas necesidades educativas que requieren sus conocimientos, técnicas y recursos humanos especializados, sea quien sea que las presente.” (Blanco, 2006). Pero con el avance de la inclusión, la distinción entre educación común y especializada debería ir desapareciendo.


El rol del docente en el desarrollo de escuelas inclusivas
Hay varios factores que serían importantes en cuanto los docentes, por ejemplo, deberían recibir un tipo de educación distinta, donde las instituciones que los forman estén abierta a nuevas prácticas. Deberían conocer distintos contextos y situaciones, es decir, conocer la diversidad. Y, deberían tener una formación teórica amplia en cuanto a procesos educativos, psicológicos, socioculturales; sumando a herramientas pedagógicas para trabajar la inclusión. Además, debiera haber un trabajo complementario entre distintos profesionales dentro de las instituciones educativas.

Por último, me gustaría comentar que el texto es bastante esclarecedor al tratar términos como inclusión, integración y equidad, los cuales trabajamos en clases. En este sentido define bastante bien el movimiento de la inclusión, dejando en claro sus pretensiones y sus alcances, los cuales son bastante amplios. La inclusión se perfila como un movimiento que supera a la inclusión en su ambición y que fomenta la aceptación de la diversidad en todos sus aspectos, rompiendo las barreras materiales, sociales y culturales que obstruyen a una educación de la calidad para todos. Me agrada mucho la intención de esta propuesta, pero en América Latina y Chile dista mucho de la realidad, y subyacen múltiples factores estructurales que dificultan su realización.


Referencias:

Blanco, R. (2006). La equidad y la inclusión social: uno de los desafíos de la educación y la escuela de hoy. Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación. Vol 4, No. 3, pp. 1-15.

FICHA: La atención a los alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales” de María Luisa Galán y Gerardo Echeita

Selene Cruz Reyes

Las necesidades educativas especiales (n.e.e) surgen en su origen como una anticategoría donde se encuentra un grupo amplio y diverso de niñas y niños, teniendo como atributo común el necesitar ayudas educativas adicionales o distintas a las que requiere el alumnado en su mayoría (Galán y Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri, 2011). Sin embargo, en la práctica, el concepto se usa para referirse a los alumnos y alumnas con trastornos de conducta, discapacidades o dificultades importantes de aprendizaje.

            En los orígenes de este concepto, un antecedente importante sucede en los setenta, cuando se instala el “pensamiento normalizador” que incluye a todos los ciudadanos como tales y miembros activos dentro de la sociedad, en vez del enfoque excluyente que le precede. Es en este contexto donde surge el Informe Warnock (en Reino Unido el 1978) que dará paso a otros documentos importantes en la materia; entre sus principales fundamentos se encuentran:

a)      El trabajo en educación debe estar enfocado en el compromiso educativo con las posibilidades de aprendizaje que todos los niños tienen en vez de las deficiencias individuales, apuntando siempre a los mismos fines de educación para todos.
b)      El desarrollo evolutivo es producto de una compleja red de interacciones, donde está el sujeto, el ambiente social y el ambiente físico; no es solo una maduración biológica, “lo importante de esta comprensión del desarrollo es que nos permite intervenir” (Galán y Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri, 2011, p.112), y que ya no es aceptable escuchar “este niño es un caso perdido”.
c)      La evaluación psicopedagógica es útil en cuanto se puede exigir a las autoridades que se presten servicios y recursos necesarios para los alumnos con n.e.e., pero es importante destacar que dichas dificultades diagnosticadas se definen al margen de las enseñanzas que se les ofrecen a los alumnos, cuando el enfoque debería dirigirse hacia los procesos de intervención educativa posibles (Galán y Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri, 2011)

Estos planteamientos, junto a varios más de la índole, se ampliaron  hasta un nivel internacional. Luego de la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Necesidades Educativas Especiales. Acceso y Calidad (1994) surgieron dos documentos: la Declaración de Salamanca de principios, políticas y práctica para las necesidades educativas especiales, y el Marco de Acción sobre necesidades educativas especiales. Ambos comparten mucho con el Informe anterior, mas destacan ciertos puntos:

a)      Las escuelas deben acoger a todos los niños sin importar sus condiciones y deben encontrar la forma de entregarles educación de calidad.
b)      Que la integración/inclusión sea la meta principal del sistema educativo, que los centros especiales sean centros de apoyo y obtengan recursos para avanzar en los procesos de inclusión.
c)      Las n.e.e. no serían solamente para los alumnos en “desventaja”, sino que todos los que en algún momento de sus vidas necesitasen ayudas especiales, como lo son los alumnos con “altas capacidades”

Y en esto se haya una contradicción. A pesar de que se intenta orientar el trabajo hacia las necesidades diversas de todos los niños, se sigue enfocando en atender a un determinado grupo de alumnos cuyas n.e.e están vinculadas a condiciones de discapacidad (Galán y Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri, 2011). Además, en el texto se menciona el ambiguo uso del lenguaje al utilizar la palabra especiales, lo que nos gatillaría el pensamiento de que existen aprendices normales y otros menos normales, yendo en dirección totalmente opuesta al ideal de inclusión educativa. Y si nos alejamos un poco más, se hace la crítica de que el hecho de hablar de alumnos con n.e.e. en vez de las políticas opresoras y discriminatorias que tintan el sistema educativo en que ellos están inmersos, refuerza una perspectiva individual, rígida y no sociocultral sobre los procesos de desarrollo y aprendizaje por los que están pasando todos los alumnos. Galán y Echeita (2011, citado en Martín y Mauri, 2011) mencionan que la desventaja y la posición de excluidos de estos niños se mantiene gracias a dichas políticas opresoras y discriminatorias que tintan el sistema educativo en el que están, en interacción con sus características personales y situaciones individuales.

Luego, el texto profundiza en las intervenciones con el alumnado con n.e.e. Como primer paso están los criterios evaluación psicopedagógica por el que pasa un alumno para etiquetarlo o no con n.e.e. Menciona que lo ideal sería realizar una evaluación multidimensional en conjunto con la familia, el ambiente social, el escolar y los profesionales pertinentes. Sin embargo en la mayoría de los casos, esta evaluación se pide esperando casi un diagnóstico para el alumno con “el problema”, que evidentemente debe tratarse de forma individual.

Como siguiente paso está la intervención de lleno: Galán y Echeita (2011, citado en Martín y Mauri, 2011) mencionan que es importantísimo el trabajo en conjunto del profesor, del tutor y del orientador, además del niño en cuestión y su familia cuando se ha decidido realizar una Adaptación Curricular Individualizada (ACI), cuyo fin es integrar las n.e.e. ,y las posibilidades y esfuerzos de inclusión del centro educativo. La ACI se debe distinguir siempre de una reducción o eliminación de contenidos y objetivos educativos. Es, en cambio, una modificación planificada y muy bien pensada a los procesos de aprendizaje y a los métodos de evaluación (Galán y Echeita, 2011 citado en Martín y Mauri, 2011). Sobre estos últimos Sanmarti (2006, citado en Martín y Mauri, 2011) destaca la sobrevaloración de la función normativa y acreditativa, por sobre la función formativa.
  



Encuentro en mi reflexión la idea de que nos hemos posicionado en una sociedad totalmente adultocéntrica. Con esto me refiero a que la perspectiva adulta gobierna en todas las áreas humanas: el afán por controlar, favorecer los estándares propios (sobre normalidad, salud, educación), por olvidar hasta la infancia personal, y rechazar al que no entra en la caja milagrosa formadora de ciudadanos. Espero aún que el curso me devuelva la esperanza, y anhelo conseguir las herramientas para dar vuelta este sistema y devolverle a los especiales su lugar. 

Reflexión 3ª clase: integración que segrega




Luego del ejercicio de esta clase, se nos hizo leer distintos casos que tenían que ver con integración e inclusión en centros educativos. A pesar de que se presentaban ciertas ideas de inclusión en las "problemáticas", el contexto chileno realmente no permite que se logren o que simplemente se puedan planear paso a paso estos cambios hacia la inclusión, debido a la estructura rígida que tiene el sistema educativo. La integración tiene un tinte aún segregador y no se presenta la idea de que la diversidad en los niños y niñas aportaría realmente a la formación de todos los presentes en la situación educativa (compañeros, profesores, asistentes).Resultado de imagen para inclusion integracion

Creemos que es muy difícil, pero no imposible llegar a la inclusión educativa en contextos chilenos, sin embargo es más probable que nos acerquemos cuando construimos una formación educativa desde un principio, desde las bases, que intentando parchar las dificultades que nos presenta una escuela tradicional.

Reflexión 2ª clase: igualdad v/s equidad

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Una vez que partimos definiendo lo que es la igualdad como el trato indistinto a las personas sin atención a sus capacidades y necesidades particulares, definimos la equidad como la repartición de distintos recursos a cada persona atendiendo sus necesidades y capacidades de forma que no todos reciben el mismo trato, pero que sin embargo genera una igualdad en términos del desarrollo pleno de todas las personas de acuerdo a su situación.

En este contexto, nos llamó la atención la importancia del término “oportunidades” en el sentido de que se presta para confusiones en la medida de que todos podemos tener la oportunidad de algo, lo que no necesariamente implica el éxito o la consecución de lo que en este caso correspondería al desarrollo pleno de las personas de una forma equitativa; en esta línea y de acuerdo a un enfoque de derechos, es errado (y bastante útil desde un enfoque neoliberal) utilizar el concepto de “oportunidad”, ya que no asegura realmente el derecho al desarrollo pleno que es lo que está consagrado como derecho humano internacionalmente.


Reflexión 1ª clase: Martín

"Me llamo Martin, estoy en 5to básico, a veces no lo paso tan bien en el colegio porque me retan mucho, me aburro y en algunas materias me va mal. La otra vez hasta tuve que ir a hablar con una señorita en una sala chica que no conocía del colegio, llamaron a mis papás y todo. Al final me tuve que cambiar de colegio, parece que mis papás se enojaron conmigo por eso y más encima echo de menos a mis amigos viejos. En este nuevo colegio es la misma historia, pero más fome aún porque mis compañeros supieron por qué fue que me cambiaron, y como que no lo olvidan, no me lo dicen pero se que lo piensan y lo que piensan sobre mi... Hasta yo estoy creyendo que tengo algo mal. Los nuevos profes le dan caleta de premios al Javier que va a olimpiadas de no sé qué. Ojalá hubiese olimpiadas de volteretas y saltos mortales para que me premiaran a mí en algo al fin. Ojalá se dieran cuenta de que yo no soy el malo en ninguna parte."